La mayoría de las empresas cuentan con sistemas de gestión que vienen utilizando durante años. Aunque no todas ellas están contentas con sus sistemas de trabajo, la aversión al cambio y la carga de trabajo del día a día hace complejo realizar cambios que podían redundar en una mejora significativa para la empresa.
Estas empresas utilizaron la experiencia de sus trabajadores y sistemas para adaptar en parte esos procesos, pero cada día siguen apareciendo nuevas experiencias (tanto positivas como negativas) que podrían aportar un enfoque diferente.
La barrera tecnológica es otro factor importante que influye en esta actitud estática de ciertas empresas ante la mejora de sus procesos, extendiendo el problema a lo largo de más años.
Los cambios en la economía y los sistemas de gestión hacen que estas estrategias inmovilistas se muestren insuficientes. Para continuar en el mercado se han de implementar mejoras en los activos de los procesos conforme vamos siendo conscientes de la necesidad de implementación de los mismas.
Si podemos utilizar la experiencia del trabajo realizado a los procesos en tiempo real y, además, tenemos un sistema que nos permita analizar la eficiencia de dichos procesos, podremos implementar un sistema de activos de los procesos que nos haga competitivos.